miércoles, 26 de diciembre de 2018

X Premio Literario Bizkaidatz





Estimados lectores, aprovechando las festividades navideñas he decidido colgar esta entrada, pues todo mi afán es dar ideas a aquellos despistados que aún no tengan regalo de Reyes, o bien solucionar la papeleta para futuros cumpleaños, aniversarios y eventos varios en los que siempre está bien llegar con un detallito debajo del brazo que llene de gozo a vuestros seres queridos. Y qué mejor regalo que un libro, y no un libro cualquiera, sino uno con el que estaréis contribuyendo a la promoción de escritores noveles que dan sus primeros pasos en el mundo de la literatura. ¿Bonito verdad?

Por todos estos motivos os recomiendo el libro que ha editado la Diputación Foral de Bizkaia con motivo del certamen de escritura Bizkaidatz 2018, donde los aspirantes tienen que rematar una historia inconclusa salida de la pluma de dos autores consagrados. Este año los encargados de ponérselo difícil a los concursantes fueron, en la modalidad de castellano, la poeta Itzíar Mínguez, y en la de euskera Bernardo Atxaga. En esta entrada me referiré únicamente al premio en castellano por razones idiomáticas, ya que el euskera es una lengua que ni yo ni el grueso de mis lectores manejamos con fluidez, pero aún así, a todos aquellos orgullosos "euskaldunzaharras" o "euskaldunberris" (es decir, que hablen euskera de siempre, o de nuevas, aunque sea malamente y pegando patadas al diccionario, como es el caso de una servidora) les animo a que se sumerjan también en la lectura del relato de Atxaga, Istripua, y el de la ganadora del segundo premio, Kristina Gorosti, ya que el primer y el tercer premio se declararon desiertos en esta edición.

Los más observadores ya se habrán dado cuenta de que en la portada aparece mi nombre (me niego a caer en esa horterada de hablar en tercera persona para parecer, al menos en la opinión de algunos, más modesta). Si, queridos lectores, me complace comunicaros que este año he dado mi segundo pasito en este mundo de la escritura, porque el primero, obviamente, ha sido este blog. Vale... me habéis descubierto, en el fondo he hecho como Paco Umbral en ese programa de televisión y os he colado eso de "yo he venido aquí ha hablar de mi libro", pero qué queréis, soy escritora novel y como no me publicite yo...

Entre las páginas de esta, por el momento, primera edición (porque estoy convencida de que las legiones de amigos y familiares de los galardonados agotarán las existencias, como pasa con absolutamente todas las publicaciones oficiales, allá sea el mismísimo BOE) encontrareis la solución que Igor Goikoetxea, Idoia Beitia y yo misma, hemos planteado al reto que nos lanzó Itziar Mínguez partiendo de éstos ingredientes: una escapada de tres viejas amigas que se reencuentran, una protagonista con claustrofobia y una siniestra sala de escape de la que parece no haber salida... ¿trepidante, verdad? ¿Qué ocurrirá...? Para averiguarlo, estimados lectores, tendréis que haceros con uno de los ejemplares disponibles en la tienda de la biblioteca de la diputación y en Elkar, o bien poniéndoos en contacto conmigo.

Os puedo asegurar que todos los participantes hemos puesto mucho corazón en el relato, pero además, en lo que a mí respecta, espero sorprenderos, especialmente a lo amantes de la intriga y el género negro. Solo me queda finalizar agradeciendo las numerosas muestras de cariño y felicitaciones que he recibido, gracias por vuestro apoyo y por creer en mí. Laster arte eta eskerrik asko denoi.

viernes, 14 de diciembre de 2018

El primer hombre de Roma

Esta entrada se estaba haciendo de rogar, pero que queréis impacientes lectores, el degustar una novela de las dimensiones de "El primer hombre de Roma" no se puede hacer a la ligera ni mucho menos rápido. ¿Porqué? Ahhh... tendréis que quedaros leyendo para averiguarlo.


Titulo: El primer hombre de Roma
Editorial: Planeta
Pag: 820

Reseña:

Colleen McCullough nos traslada a los primeros siglos de la civilización occidental y traza un espléndido cuadro de la Roma Republicana. La historia se inicia en el 110 aC con dos grandes ambiciosos cuyo único y decidido objetivo es llegar a ser el primer hombre de Roma: Mario y Sila. Uno es plebeyo y de mediana edad, enardecido por la confianza en sus dotes y el enriquecimiento que ha logrado; el otro, un joven y apuesto aristócrata corrompido por la pobreza. Aquel un militar disciplinado y soberbio, y éste, un desvergonzado epicúreo. Mario se casa por interés para favorecer su carrera política, y Sila por amor. Ambos pugnan el este primer episodio por el poder y la gloria.

Reflexiones y disertaciones de CriskaWorld sobre El primer hombre de Roma

Antes de empezar cabría hacer una mención a la autora y su extensa obra, ya que el libro que nos ocupa es el primero de una serie más amplia titulada “Hombres de Roma”. La colección se compone, nada más y nada menos, por siete voluminosos ejemplares no aptos como lectura de viaje, ni si quiera en edición de bolsillo, si el lector no desea terminar con una dolorosa contractura muscular. El motivo de esta lesión es múltiple: por un lado es duro cargar con las más de ochocientas páginas que de media tiene cada libro, peso que aumenta considerablemente dado el abrumador conocimiento de la antigua Roma del que hace gala la autora; por otro, la trama se nos muestra tan absorbente que no podremos levantar el cuello hasta no tenerlo dolorido. No en vano Colleen McCullough es una de las más afamadas escritoras de novela histórica y en esta primera entrega de su espectacular saga demuestra porqué. 

Con esta serie se pretende dar respuesta a la siguiente pregunta: ¿cuales fueron las causas que llevaron a Roma, orgullosa de sus siete siglos de sistema republicano y alérgica a todo lo que oliese a monarquía, a erigirse en un gran imperio? ¿Como llega una sociedad gobernada por hombres elegidos democráticamente - cónsules, senadores, tribunos de la plebe, censores... y un amplio etcétera que McCullough despliega como un mosaico con el que nos hacemos a la idea de la complejidad de la burocracia romana - a regir sus designios conforme a la única figura del emperador? En definitiva, ¿qué es lo que ocurrió para que la todopoderosa Roma entonase al unísono eso de: "Ave, César".

Las causas son ya visibles desde este primer episodio, donde el lector obtiene el retrato de una república cercana al colapso por la corrupción y el inmovilismo de las clases dirigentes. Roma estaba convencida de que su supervivencia sólo sería posible con la obstinada permanencia de sus tradiciones y cualquier atisbo de cambio era rechazado taxativamente; si eso significaba que las clases privilegiadas, los patricios, utilizasen su carrera política para enriquecerse a manos llenas, que así sea. A ello le añades el hostigamiento constante de los pueblos germanos y que para hacer frente a la amenaza se eligió a hombres que antepusieron su orgullo y su beneficio personal a la vida de miles de soldados romanos, que así sea, porque así se construyó Roma. Pero bien encaminados, lo que se dice bien encaminados... me da a mí que no iban.

Este es el trasfondo general que vemos a través de los ojos de sus dos protagonistas: Mario y Sila, personajes magníficamente bosquejados y tan diferentes entre sí que McCullough podría haber optado por convertirlos en antagonistas, sin embargo aquí las diferencias hacen que ambos funcionen como un tamdem de complementarios unidos por su ambición por llegar a lo más alto.

Junto a Cayo Mario y Sila aparece todo un elenco de personajes secundarios que no languidece ni lo más mínimo frente a la sombra de sus protagonistas. Todos y cada uno de los hombres y mujeres que aparecen en la novela cumplen de formas brillante su papel, todos tienen su cometido preciso en esta complicadísima trama de intrigas y corruptelas, ya sea arropando o intentando destruir a los héroes, cuando no sucumbiendo ellos mismos a manos de los protagonistas, si eso facilita su ascensión. Y es que en la antigua Roma nadie está libre de pecado y el fin siempre justificó los medios, así que el lector asistirá a todo tipo de manipulaciones, alianzas interesadas, sobornos, asesinatos... Con desolación he de decir que, a excepción del asesinato, encontramos situaciones sospechosamente parecidas en la actualidad que podríamos leer en cualquier periódico, de tal modo que, a mi juicio, lo que más impresiona de esta hitoria es la reflexión inevitable de que en dos mil años no hemos cambiado tanto. No en vano somos hijos de Roma y muchas de nuestras costumbres son heredadas y si no, no teneis más que mirar a vuestro alrededor para daros cuenta "ipso facto" (aqui os teneis q imaginar un par de emojis que guiñan).

Si bien el trasfondo de la novela es, como ya se ha mencionado, la desintegración de la república, durante toda la trama asistiremos al conflicto entre el afán reformista de Cayo Mario y el recalcitrante tradicionalismo de sus enemigos en el senado. Este tira y afloja por momentos tiene visos de "perro del hortelano", pues si bien asistimos a las constantes zancadillas que sufre Mario, sus enemigos no tienen más remedio que morderse la lengua y envenenarse con ella cuando se dan cuenta que el talento militar de su oponente es la única salvación de Roma.

Y hablando de talentos militares... he aquí donde personalmente creo que se encuentra el punto débil de la novela: McCullough quiere ser tan exhaustiva y rigurosa que nos cuenta con todo detalle las estrategias militares y campañas bélicas, todas ellas reales. Lo siento en el alma, pero mi falta de interés por la historia bélica hizo que algunos de estos pasajes se me hiciesen excesivamente tediosos. Tanta batalla, especialmente hacia el final de la novela, acabó poniendo la nota gris en una novela que por todo lo demás, me ha parecido estupenda. Entendedme, cuando ya te has ventilado seiscientos paginones ponerse puntillosa con que si fueron, avanzaron, retrocedieron, se pegaron un poquito y luego se replegaron... Terminas desconectando. Pero bueno, esto es una rareza mía, alguna carencia tenía que tener...  Por lo demás creo que es una novela histórica estupenda. Mencionar, en este punto, para quitar el mal sabor de boca de las "batallitas", lo bien que recrea la vida cotidiana de los romanos: sus costumbres, modo de vida, incluso gustos gastronómicos, toda una plétora de detalles que sin duda sorprenderán a los aficionados a la historia más exigentes.

Este afán documental llevó a incluir al final del libro un detallado glosario, ilustraciones y mapas realizados por la propia autora así como la explicación detallada de porqué optó mostrar algunos pasajes de una forma determinada. Echándole un ojo a tales glosarios y, sobre todo, a las explicaciones, McCullough nos demuestra que muchos de acontecimientos y situaciones que plantea van más allá del terreno de la ficción para convertirse en sólidas hipótesis históricas. El hecho de no incluir una bibliografía tiene que ver tanto con una cuestión práctica (no deseando añadir más peso con el que agravar las hipotéticas contracturas de sus lectores), como metodológica, pues no es uso o costumbre incluirlas en una novela. No obstante, por si hubiere algún incrédulo de que sus fuentes son poco fiables. como quien no quiere la cosa, así como quien te dice que a lo mejor luego se pasa por el súper a por dos kilos de naranjas, te hace mención a Plutarco y Cicerón, o a las memorias de uno de sus propios protagonistas: Sila. Y aquí, permitirme ser un poco soez, sí que terminas por orinarte.

Hemos llegado al final de esta entrada, por lo que sólo me falta emparejar al libro con su lector. En este caso, el público afortunado que recibiría mi recomendación sería amplio dada la gran aceptación de la novela histórica. Además, como seguro que todos sabréis, Roma está de moda gracias a mi admirado Santiago Posteguillo. Si a todos nos hablasen tan bien y con tanta pasión del pasado como saben hacerlo Colleen McCullough o el mencionado Posteguillo, a nadie en su sano juicio se le ocurriría decir  que la Historia es aburrida.