miércoles, 26 de diciembre de 2018

X Premio Literario Bizkaidatz





Estimados lectores, aprovechando las festividades navideñas he decidido colgar esta entrada, pues todo mi afán es dar ideas a aquellos despistados que aún no tengan regalo de Reyes, o bien solucionar la papeleta para futuros cumpleaños, aniversarios y eventos varios en los que siempre está bien llegar con un detallito debajo del brazo que llene de gozo a vuestros seres queridos. Y qué mejor regalo que un libro, y no un libro cualquiera, sino uno con el que estaréis contribuyendo a la promoción de escritores noveles que dan sus primeros pasos en el mundo de la literatura. ¿Bonito verdad?

Por todos estos motivos os recomiendo el libro que ha editado la Diputación Foral de Bizkaia con motivo del certamen de escritura Bizkaidatz 2018, donde los aspirantes tienen que rematar una historia inconclusa salida de la pluma de dos autores consagrados. Este año los encargados de ponérselo difícil a los concursantes fueron, en la modalidad de castellano, la poeta Itzíar Mínguez, y en la de euskera Bernardo Atxaga. En esta entrada me referiré únicamente al premio en castellano por razones idiomáticas, ya que el euskera es una lengua que ni yo ni el grueso de mis lectores manejamos con fluidez, pero aún así, a todos aquellos orgullosos "euskaldunzaharras" o "euskaldunberris" (es decir, que hablen euskera de siempre, o de nuevas, aunque sea malamente y pegando patadas al diccionario, como es el caso de una servidora) les animo a que se sumerjan también en la lectura del relato de Atxaga, Istripua, y el de la ganadora del segundo premio, Kristina Gorosti, ya que el primer y el tercer premio se declararon desiertos en esta edición.

Los más observadores ya se habrán dado cuenta de que en la portada aparece mi nombre (me niego a caer en esa horterada de hablar en tercera persona para parecer, al menos en la opinión de algunos, más modesta). Si, queridos lectores, me complace comunicaros que este año he dado mi segundo pasito en este mundo de la escritura, porque el primero, obviamente, ha sido este blog. Vale... me habéis descubierto, en el fondo he hecho como Paco Umbral en ese programa de televisión y os he colado eso de "yo he venido aquí ha hablar de mi libro", pero qué queréis, soy escritora novel y como no me publicite yo...

Entre las páginas de esta, por el momento, primera edición (porque estoy convencida de que las legiones de amigos y familiares de los galardonados agotarán las existencias, como pasa con absolutamente todas las publicaciones oficiales, allá sea el mismísimo BOE) encontrareis la solución que Igor Goikoetxea, Idoia Beitia y yo misma, hemos planteado al reto que nos lanzó Itziar Mínguez partiendo de éstos ingredientes: una escapada de tres viejas amigas que se reencuentran, una protagonista con claustrofobia y una siniestra sala de escape de la que parece no haber salida... ¿trepidante, verdad? ¿Qué ocurrirá...? Para averiguarlo, estimados lectores, tendréis que haceros con uno de los ejemplares disponibles en la tienda de la biblioteca de la diputación y en Elkar, o bien poniéndoos en contacto conmigo.

Os puedo asegurar que todos los participantes hemos puesto mucho corazón en el relato, pero además, en lo que a mí respecta, espero sorprenderos, especialmente a lo amantes de la intriga y el género negro. Solo me queda finalizar agradeciendo las numerosas muestras de cariño y felicitaciones que he recibido, gracias por vuestro apoyo y por creer en mí. Laster arte eta eskerrik asko denoi.

viernes, 14 de diciembre de 2018

El primer hombre de Roma

Esta entrada se estaba haciendo de rogar, pero que queréis impacientes lectores, el degustar una novela de las dimensiones de "El primer hombre de Roma" no se puede hacer a la ligera ni mucho menos rápido. ¿Porqué? Ahhh... tendréis que quedaros leyendo para averiguarlo.


Titulo: El primer hombre de Roma
Editorial: Planeta
Pag: 820

Reseña:

Colleen McCullough nos traslada a los primeros siglos de la civilización occidental y traza un espléndido cuadro de la Roma Republicana. La historia se inicia en el 110 aC con dos grandes ambiciosos cuyo único y decidido objetivo es llegar a ser el primer hombre de Roma: Mario y Sila. Uno es plebeyo y de mediana edad, enardecido por la confianza en sus dotes y el enriquecimiento que ha logrado; el otro, un joven y apuesto aristócrata corrompido por la pobreza. Aquel un militar disciplinado y soberbio, y éste, un desvergonzado epicúreo. Mario se casa por interés para favorecer su carrera política, y Sila por amor. Ambos pugnan el este primer episodio por el poder y la gloria.

Reflexiones y disertaciones de CriskaWorld sobre El primer hombre de Roma

Antes de empezar cabría hacer una mención a la autora y su extensa obra, ya que el libro que nos ocupa es el primero de una serie más amplia titulada “Hombres de Roma”. La colección se compone, nada más y nada menos, por siete voluminosos ejemplares no aptos como lectura de viaje, ni si quiera en edición de bolsillo, si el lector no desea terminar con una dolorosa contractura muscular. El motivo de esta lesión es múltiple: por un lado es duro cargar con las más de ochocientas páginas que de media tiene cada libro, peso que aumenta considerablemente dado el abrumador conocimiento de la antigua Roma del que hace gala la autora; por otro, la trama se nos muestra tan absorbente que no podremos levantar el cuello hasta no tenerlo dolorido. No en vano Colleen McCullough es una de las más afamadas escritoras de novela histórica y en esta primera entrega de su espectacular saga demuestra porqué. 

Con esta serie se pretende dar respuesta a la siguiente pregunta: ¿cuales fueron las causas que llevaron a Roma, orgullosa de sus siete siglos de sistema republicano y alérgica a todo lo que oliese a monarquía, a erigirse en un gran imperio? ¿Como llega una sociedad gobernada por hombres elegidos democráticamente - cónsules, senadores, tribunos de la plebe, censores... y un amplio etcétera que McCullough despliega como un mosaico con el que nos hacemos a la idea de la complejidad de la burocracia romana - a regir sus designios conforme a la única figura del emperador? En definitiva, ¿qué es lo que ocurrió para que la todopoderosa Roma entonase al unísono eso de: "Ave, César".

Las causas son ya visibles desde este primer episodio, donde el lector obtiene el retrato de una república cercana al colapso por la corrupción y el inmovilismo de las clases dirigentes. Roma estaba convencida de que su supervivencia sólo sería posible con la obstinada permanencia de sus tradiciones y cualquier atisbo de cambio era rechazado taxativamente; si eso significaba que las clases privilegiadas, los patricios, utilizasen su carrera política para enriquecerse a manos llenas, que así sea. A ello le añades el hostigamiento constante de los pueblos germanos y que para hacer frente a la amenaza se eligió a hombres que antepusieron su orgullo y su beneficio personal a la vida de miles de soldados romanos, que así sea, porque así se construyó Roma. Pero bien encaminados, lo que se dice bien encaminados... me da a mí que no iban.

Este es el trasfondo general que vemos a través de los ojos de sus dos protagonistas: Mario y Sila, personajes magníficamente bosquejados y tan diferentes entre sí que McCullough podría haber optado por convertirlos en antagonistas, sin embargo aquí las diferencias hacen que ambos funcionen como un tamdem de complementarios unidos por su ambición por llegar a lo más alto.

Junto a Cayo Mario y Sila aparece todo un elenco de personajes secundarios que no languidece ni lo más mínimo frente a la sombra de sus protagonistas. Todos y cada uno de los hombres y mujeres que aparecen en la novela cumplen de formas brillante su papel, todos tienen su cometido preciso en esta complicadísima trama de intrigas y corruptelas, ya sea arropando o intentando destruir a los héroes, cuando no sucumbiendo ellos mismos a manos de los protagonistas, si eso facilita su ascensión. Y es que en la antigua Roma nadie está libre de pecado y el fin siempre justificó los medios, así que el lector asistirá a todo tipo de manipulaciones, alianzas interesadas, sobornos, asesinatos... Con desolación he de decir que, a excepción del asesinato, encontramos situaciones sospechosamente parecidas en la actualidad que podríamos leer en cualquier periódico, de tal modo que, a mi juicio, lo que más impresiona de esta hitoria es la reflexión inevitable de que en dos mil años no hemos cambiado tanto. No en vano somos hijos de Roma y muchas de nuestras costumbres son heredadas y si no, no teneis más que mirar a vuestro alrededor para daros cuenta "ipso facto" (aqui os teneis q imaginar un par de emojis que guiñan).

Si bien el trasfondo de la novela es, como ya se ha mencionado, la desintegración de la república, durante toda la trama asistiremos al conflicto entre el afán reformista de Cayo Mario y el recalcitrante tradicionalismo de sus enemigos en el senado. Este tira y afloja por momentos tiene visos de "perro del hortelano", pues si bien asistimos a las constantes zancadillas que sufre Mario, sus enemigos no tienen más remedio que morderse la lengua y envenenarse con ella cuando se dan cuenta que el talento militar de su oponente es la única salvación de Roma.

Y hablando de talentos militares... he aquí donde personalmente creo que se encuentra el punto débil de la novela: McCullough quiere ser tan exhaustiva y rigurosa que nos cuenta con todo detalle las estrategias militares y campañas bélicas, todas ellas reales. Lo siento en el alma, pero mi falta de interés por la historia bélica hizo que algunos de estos pasajes se me hiciesen excesivamente tediosos. Tanta batalla, especialmente hacia el final de la novela, acabó poniendo la nota gris en una novela que por todo lo demás, me ha parecido estupenda. Entendedme, cuando ya te has ventilado seiscientos paginones ponerse puntillosa con que si fueron, avanzaron, retrocedieron, se pegaron un poquito y luego se replegaron... Terminas desconectando. Pero bueno, esto es una rareza mía, alguna carencia tenía que tener...  Por lo demás creo que es una novela histórica estupenda. Mencionar, en este punto, para quitar el mal sabor de boca de las "batallitas", lo bien que recrea la vida cotidiana de los romanos: sus costumbres, modo de vida, incluso gustos gastronómicos, toda una plétora de detalles que sin duda sorprenderán a los aficionados a la historia más exigentes.

Este afán documental llevó a incluir al final del libro un detallado glosario, ilustraciones y mapas realizados por la propia autora así como la explicación detallada de porqué optó mostrar algunos pasajes de una forma determinada. Echándole un ojo a tales glosarios y, sobre todo, a las explicaciones, McCullough nos demuestra que muchos de acontecimientos y situaciones que plantea van más allá del terreno de la ficción para convertirse en sólidas hipótesis históricas. El hecho de no incluir una bibliografía tiene que ver tanto con una cuestión práctica (no deseando añadir más peso con el que agravar las hipotéticas contracturas de sus lectores), como metodológica, pues no es uso o costumbre incluirlas en una novela. No obstante, por si hubiere algún incrédulo de que sus fuentes son poco fiables. como quien no quiere la cosa, así como quien te dice que a lo mejor luego se pasa por el súper a por dos kilos de naranjas, te hace mención a Plutarco y Cicerón, o a las memorias de uno de sus propios protagonistas: Sila. Y aquí, permitirme ser un poco soez, sí que terminas por orinarte.

Hemos llegado al final de esta entrada, por lo que sólo me falta emparejar al libro con su lector. En este caso, el público afortunado que recibiría mi recomendación sería amplio dada la gran aceptación de la novela histórica. Además, como seguro que todos sabréis, Roma está de moda gracias a mi admirado Santiago Posteguillo. Si a todos nos hablasen tan bien y con tanta pasión del pasado como saben hacerlo Colleen McCullough o el mencionado Posteguillo, a nadie en su sano juicio se le ocurriría decir  que la Historia es aburrida.

viernes, 26 de octubre de 2018

El maestro del Prado

El libro que comentaré esta semana me tiene francamente descolocada y hasta que desgrane por completo el hilo de mis reflexiones no sabré muy bien cual es el veredicto. El motivo de mis reticencias es profesional, faltando en cierto modo a mi promesa de no ser una sesuda marisabidilla de los arcanos literarios, pero como expliqué en mi primera entrada, si bien tengo un 50% de bibliotecaria, la otra mitad de mi persona se esfuerza por ser una buena historiadora del arte. Soy un raro caso de pluriempleo y por suerte o por desgracia practico ambas profesiones. Pero, me dejo de excusas y paso a colgar la reseña y el resumen "oficial" del "Maestro del Prado" para que entendáis mi mar de dudas:

Autor: Javier Sierra (1971 - )
Título: El maestro del Prado
Editorial: Planeta, 2013
Páginas: 336

Reseña:

Al más puro estilo de los relatos de enigmas de Javier Sierra. El maestro del Prado presenta un apasionante recorrido por las historias más desconocidas y secretas de una de las pinacotecas más importantes del mundo, el Museo del Prado. Una historia fascinante de cómo un aprendiz de escritor aprendió a mirar cuadros y a entender unos mensajes ocultos que difieren de la ortodoxia de la Iglesia católica, una institución que en el Renacimiento era visto más como opresores que como espiritual. Una nueva obra que entusiasmará a los miles de seguidores de Javier Sierra.

Las reflexiones y disertaciones de Criska World sobre el Maestro del Prado



Tengo que confesar que con mucha más frecuencia de la que me gustaría, cuando entro en una librería me abalanzo sobre las ediciones de bolsillo expuestas obscenamente para seducir a las economías más precarias. Fui débil y lo primero que ví fue ese triste 9,99 euros, seguido de atractivas pistas cómo: Museo del Prado, Javier Sierra - cuya trayectoria desconocía a excepción de haber sido galardonado con el Premio Planeta del 2017, circunstancia, a priori, atractiva - y tres páginas con grandilocuentes frases de medios de comunicación sobre la novela , en algunas de las cuales se llega a tachar al autor de erudito del arte. Entre todas estas alabanzas, la que me convenció para adoptar este libro y no otro fue la que sigue: "Un libro que puede cambiar para siempre la percepción del arte del Renacimiento y que, sin duda, se convertirá en referente indispensable para todos aquellos visitantes del Prado que quieren ver más allá de las pinturas", Diario de Pontevedra. Vale que el Diario de Pontevedra no es el New York Times, pero el reclamo fue eficaz y consiguió engancharme. No me molesté ni en mirar la breve reseña.

Nada más llegar a casa me sumergí presurosa en lo que prometía ser una lectura edificante. Lo primero que me sorprendió fue encontrar una historia a modo de diario autobiográfico, narranda, por tanto, en primera persona; de hecho, los acontecimientos "tuvieron lugar" siendo el autor un jovencísimo estudiante de periodismo pero, por motivos que desvela al final, prefirió guardárselos durante casi treinta años. El tejido es simple pero eficaz: deambulando por el Prado al por entonces inocente e inexperto Javier se le aparece un misterioso hombre, el "maestro", quien encuentro tras encuentro va lanzando intrigantes miguitas de pan de manera que, sin darse cuenta, el protagonista termina involucrado en un asunto con tintes sobrenaturales. A lo largo de la trama, o mejor dicho, como parte de ella, Javier Sierra expone los entresijos e intimidades de grandes obras de arte que pueblan el museo, dejando al desnudo todos los supuestos secretos que impulsaron a los grandes maestros en su creación. Y ahí, es cuando la historiadora del arte que llevo dentro empieza a incomodarse. Cuando el misterioso maestro del Prado y su padawan (= alumno, para los no frikis) se sumergen en la investigación de su primera obra - una Sagrada Familia conocida como "La Perla", de Rafael (Sanzio, no la tortuga ninja) - empecé a darme cuenta de qué pie cojea Javier Sierra. Me lancé ipso facto a buscar algo de información sobre él y lo que encontré lo aclaraba todo: el autor ha participado en medios como "Más Allá de la ciencia", fundó la revista "Año Cero" y colabora puntualmente con Iker Jiménez. 

Mencionada muy someramente la trayectoria de Sierra, voy a imaginarme una hipotética conversación con él:

"Mira, Javier Sierra - permite que te tuteé, ya que así lo he hecho con Zadie Smith y Neil Gaimen - te reconozco dos cosas: la primera, una extraordinaria facilidad para contar historias. Escribes muy ameno, de una manera sencilla y cercana, algo que siempre he apreciado, no dejas cabos sueltos y por eso lograrás sumergir a casi cualquiera en la trama. Lo segundo es lo extraordinariamente bien documentado que estás, los amantes de las notas, índices y pies de página se lo van a pasar pirata revisando las últimas páginas y ya quisieran algunos ensayistas estar tan bien preparados cómo tú en tu novela. Pero... aún teniendo muy presente que tu libro es eso, una novela, género literario que se caracteriza por ser una ficción, incluso cuando se basa en hechos reales; aún teniendo esa perspectiva, repito, tenemos un problema de base: tú eres Mulder y yo Scally". 

"No me malinterpretes, yo creo firmemente en las hadas, las meigas y en Harry Potter (y lo digo sin acritud), pero las teorías de la conspiración sacan a relucir la escéptica que hay en mí, y más las manejadas con respecto a la Historia del Arte. Desde mi punto de vista, a pesar del maremagnum documental que aportas, creo que las personas como tú, interesadas en el lado oculto de las cosas, necesitáis siempre ir más allá de las apariencias, porque sino os aburrís, perdéis el interés. Eso no es necesariamente malo, puesto que, de no ser así, el señor Schliemann nunca hubiera descubierto Troya cuando todos le tachaban de loco. Sin embargo, como ya te he advertido, los expedientes X no son para mí, pues por un solo descubrimiento de Troya tenemos miles de palos de ciego y todo tipo de maltratos a la Historia." 

"Los creyentes a menudo termináis forzando las explicaciones y buscando paralelismos que, para los no creyentes como yo, a veces están cogidos por los pelos. Es algo muy humano, te lo reconozco de nuevo, pero cuando estamos convencidos de algo forzamos las señales, como aquella vez en la adolescencia en la que estaba totalmente convencida de que el chico que me parecía tan mono y se sentaba tres pupitres por detrás me había sonreído, cuando en realidad lo que trataba era de componer una extraña mueca para que la profe, siempre vigilante, no le pillase bostezando". 

"Y volveré a ser pesada sobre el hecho de que has escrito una novela, que no un ensayo, pero una vez revisada tu trayectoria es más que probable que, efectivamente, muchas o todas las teorías que expones formen parte de tu religión. De no ser así, ¿para qué tanta referencia y glosario? Parafraseando a tu colega, Iker Jimenez, "¿casualidad? No lo creo..."

"Por mi parte, en lo que a teorías se refiere, siempre he intentado ceñirme a lo que aprendí de uno de los mejores profesores que he tenido, quien siempre nos recomendaba que, a la hora de enfrentarnos a la interpretación de un hecho histórico u obra de arte, de haber varias hipótesis mejor nos quedarámos con la más sencilla, porque esa será la que tenga más visos de ser cierta hasta que aparezca una prueba que la desmonte. No te niego que los maestros del Renacimiento afrontaban su pintura y sus temas desde una óptica que el resto de los mortales no siempre alcanzamos, si no, no serían grandes maestros y el arte sería extraordinariamente aburrido si sólo reflejase lo evidente, algo que tú mismo dices en la pag. 22 de tu libro y con lo que estoy felizmente de acuerdo. Como ves, te aprecio un poquito y te he leído con mucha atención, incluso subrayando algunos pasajes que, si me permites, puedo llegar a usar en algunas de mis clases". 

"Lo que en realidad me da "miedo" de tu maestro del Prado es que todas sus enseñanzas sean tomadas a pies juntillas como veraces y absolutas. Por eso, como dirían los de Camela, "Escúchame, compréndelo, es imposible nuestro amor..." Te confieso que, además, tengo un profundo trauma con novelas que supuestamente desvelan verdades ocultas: viví en mi tierna juventud el, para mí, nefasto horror del "Código da Vinci". Todavía me estoy recuperando de aquello, pero Dan Brown no deja de publicar un disparate tras otro con un inexplicable éxito, lo que aumenta mis secuelas, por eso no puedo asumir con tranquilidad las teorías que planteas, como esa a propósito de La Virgen de las Rocas, también de Da Vinci, en la que, según el maestro del Prado, se desvela el secreto de que realidad existieron dos niños Jesuses gemelos. No te quiero comparar con Dan Brown, tú por lo menos escribes bien, pero esa obsesión por Leonardo es demasiado para una descreída con extrés postraumático."

"Y eso, Javier Sierra".

Pero vuelvo a centrarme en los pacientes lectores de este blog y no voy a demorar más mi conclusión. No os creáis que porque las teorías esotéricas me ponen nerviosa voy a ponerme como el bibliotecario de El Nombre de la Rosa. No. Todos los libros tienen su lector y éste seguro que apasiona a los fans de Cuarto Milenio y Expediente X, también le puede interesar a un aficionado al arte curioso o incluso al lector de novelas de misterio. Ahora bien, sería deseable que todos ellos, si deciden traspasar la línea y creer que esto va más allá de la simple ficción, y es fácil traspasarla, se enfrentasen al maestro con espíritu crítico. Por eso recomendaría su consumo como el alcohol: con prudencia, que las cervecitas están muy ricas pero enseguida se nos puede ir la mano. No aconsejaría a nadie ir corriendo al Museo del Prado con el libro debajo del brazo, eso haría que el niño Jesús, el único que yo conozco, llorase un poquito. 

















martes, 9 de octubre de 2018

American Gods

Como ya adelanté, este blog pretende tocar un amplio abanico de géneros, por ello, con el permiso de Zadie Smith, si su novela Tiempos de Swing constituye la cal, el libro de esta entrada es sin duda la arena: American Gods, de otro británico, Neil Gaiman.

Antes de meterme de lleno a comentar mis impresiones sobre la novela me parece de obligado cumplimiento hablar brevemente de su autor, dándole al lector una idea sobre por donde van a ir los tiros. Para muchos el nombre de Neil Gaiman os será completamente desconocido, pero habéis de saber que este señor cuenta actualmente con una legión de fieles que lo han erigido en un autor de culto dentro del género fantástico y de terror (personalmente creo representa más lo primero que lo segundo). Que me perdonen las mencionadas legiones si me atrevo a hacer la siguiente comparativa para ilustrar su obra ante los neófitos: Gaiman es el Tim Burton de las letras, sus cuentos y novelas siempre están imbuídas de un ambiente y una serie de temas recurrentes que se unen para crear su extraño y fantástico universo personal. También ha tocado el terreno de la novela gráfica (es decir, algo tan "poco serio" como el cómic), de hecho se hizo conocido en los años 80 gracias a la saga de Sandman, de la que me reconozco seguidora. Sí amigos, me habéis pillado: hay una friki en mí... Hay una friki en mí... (la frase hay que imaginarla acompañada de la música de Toy Story para completar la imagen).

Sin más dilación, paso con lo que nos ocupa: 
                                                               

Autor: Neil Gaiman (1960 - )
Título: American Gods
Editorial: Roca Editorial
Páginas: 560

A continuación, transcribo la sinopsis que puede hallarse en la presente edición: 

La vida en la cárcel es dura. Pero siempre queda el rayo de esperanza si sabes que, a la salida, te espera una mujer que te ama, un amigo que te quiere, un trabajo... Todo eso es lo que quiere Sombra, que está a punto de salir de la cárcel. Pero días antes de salir le comunican que su mujer y su mejor amigo han muerto en un accidente de coche. Entonces, contratado por un extraño anciano  experto en timos y estafas que responde al nombre de Wednesday, Sombra empieza un interminable viaje a lo largo y ancho de Norteamérica perseguido por el espíritu de su esposa, en el que descubre el límite entre lo humano y lo divino, y que las reglas que rigen el mundo de los hombres no son las mismas con las que los dioses conducen el mundo.

Las reflexiones y disertaciones de Criska World sobre American Gods


¿Qué ocurre cuando los hombres dejan de creer en los dioses que ellos mismos han creado y empiezan a sustituirlos por otros nuevos? Ésta es la pregunta de la que pudo surgir el germen de toda la historia. Los hombres, desde el principio de los tiempos, sintieron la necesidad de crear dioses que dieran respuesta tanto a los fenómenos naturales como al propio devenir de la existencia, o la ausencia de ésta, pero en un mundo en el que la física explica el rayo y los bosques han sido abandonados y maltratados, el hombre empieza a adorar a nuevos dioses: la tecnología, la televisión o el dinero. Da que pensar ¿no? 

En ésta novela, sin la atención de los hombres, los dioses antiguos sobreviven como pueden. Sólo de la viva imaginación de Gaiman podía surgir un duende irlandés convertido en yonki politoxicómano, una funeraria regentada por dioses del antiguo Egipto, un genio del panteón hindú ocupado en conducir un taxi neoyorkino  o una vetusta diosa del amor dedicada a la prostitución. Suficiente para llamar la atención de uno de los nuevos dioses que denuncia Gaiman: la televisión. De tanto ingrediente junto, el año pasado surgió una serie basada en la novela que nos ocupa. Aún así confío en que el lector siga adorando al antiguo dios del papel impreso y decida coger primero el libro (soy una romántica, qué se le va a hacer...).

Si ésta lucha planteada por el autor trasciende irónicamente incluso a sus páginas, ¿qué pueden hacer las deidades tradicionales sino enfrentarse a las nuevas? Es ahí donde entra el protagonista, Sombra, perfilado como un tipo taciturno, simple y con pocas luces que poco a poco se irá ganando al lector porque en esta historia nada es lo que parece. Sombra ayudará a Wednesday en su cruzada, quien pronto se revelará como el líder de los dioses antiguos, y es que detrás de la identidad de viejo perro timador se encuentra el mismísimo Odín. Juntos emprenderán un largo viaje de reclutamiento en el que se mezcla el folclore tradicional estadounidense con pinceladas de sagas mitológicas tanto occidentales como orientales. Alabaré por ello la labor documental, que, a mi juicio, demuestra un buen conocimiento y respeto por los mitos y leyendas que filtra con maestría en su novela dando lugar a un peculiar realismo mágico en el que dioses y hombres convivirán en un mundo de locos.

Como ya sabrá el lector, toda buena historia tiene sus protagonistas, que en este caso no responden necesariamente a la categoría absoluta de "los buenos", pero también necesita un buen antagonista; en American Gods este papel lo desempeñará el Sr. Mundo, empeñado en destruir al antiguo panteón ayudado por una suerte de sicarios al mas puro estilo "men in black". Esta clase o tipo de "malo" es muy propio del imaginario de Gaiman, quien creo que, al igual que yo, nunca pudo olvidar a los hombres grises que creó Michael Ende en su genial Momo.

No obstante, si bien tanto la idea como su manera de plantearla me sedujeron desde el principio, en ese viaje a lo largo y ancho de norteamérica la historia llegó a parecerme en ocasiones tan errática como sus personajes. Llegué a tener la sensación de que Gaiman no tenía del todo claro a dónde quería llegar y la novela era una sucesión de cuadros que no terminaban de estar completamente cohesionados. Aún así la cosa no fue, ni mucho menos, tan grave como para no terminar el libro o poder decir que no me ha gustado, pero reconozco que estoy un pelín decepcionada porque para los seguidores de Gaiman, American Gods es su biblia. Reconozco que me han gustado más otras lecturas, véase el ya mencionado Sandman o sobre todo su libro infantil más conocido: Los mundos de Coraline, que también cuenta con su propia versión de animación.

No puedo tampoco dejar de mencionar el hecho de que para mí el trasfondo de la historia encierra un gran zasca a la sociedad de consumo norteamericana; de hecho, a lo largo de toda la novela diferentes personajes repiten la misma frase "América no es un país para dioses". El propio autor confiesa en el prólogo que el libro surgió paralelamente a su llegada a los Estados Unidos, tras el primer choque cultural que supuso para él dejar el Viejo Mundo, Inglaterra, para adentrarse en el Nuevo. Gaiman nos plantea una lucha entre los valores antiguos y los nuevos, encarnados por la vieja Europa y los jóvenes Estados Unidos de América, respectivamente.

Una última mención al personaje de la difunta mujer de Sombra que, como una especie d macabro y tierno zombi protector, cuida del protagonista durante todo su viaje. Imposible no acordarnos de la Novia Cadáver de Tim Burton, aunque lejos de copiar, Gaiman más bien parece inspirarse y transformar los elementos para que todo encaje en su universo particular.

¿Quién es el lector indicado para esta original novela? Ese joven devora libros de viva imaginación y algo excéntrico a ojos de sus compañeros; el adulto sin complejos que se haya asomado alguna vez a la ciencia ficción para disfrutar igual que durante su infancia, mientras leía bajo las sábanas La historia Interminable o los cómics de Marvel; el fan de Terry Prachett y su loco Mundodisco; cualquiera que, en fin, solo intente desconectar de su día a día buscando una historia lo más alejada posible a su rutina. Totalmente contraindicado para realistas compulsivos, aficionados a la biografía, el ensayo o lectores unidireccionales de las más crudas historias basadas en hechos reales, novela negra descarnada o relatos de la vida cotidiana; no apto para todos aquellos que creen que Juego de tronos es el título del catálogo de otoño-invierno de Porcelanosa o Roca. Aún así, a todos ellos les animo a poner un Gaiman en su vida, igual hasta les sorprende...

martes, 18 de septiembre de 2018

Tiempos de Swing

Abriré este blog con "Tiempos de Swing",  de la autora británica Zadie Smith, uno de esos libros que yo calificaría como novedad editorial avalada por la crítica. No obstante, no suele ser este el criterio que más utilizo a la hora de decantarme por un libro u otro, en este caso mi elección se basó en el hecho de que una de mis compañeras estuvo enfrascadísima en su lectura durante varios días de verano, de esos en los que los biblitotecarios agradecemos aburrirnos para reencontrarnos con nuestro objeto de deseo. A continuación os dejo la reseña:

Autor: Smith, Zadie (1975-)
Título: Tiempos de swing; traducción del inglés de Eugenia Vázquez Nacarino
Editorial: Salamadra, 2017
Páginas: 430 p.

Este es el resumen oficial o sinopsis que encontrareis en la web de la editorial:

Hijas de matrimonios mixtos, Tracey y la narradora se conocen desde la infancia, son amigas íntimas y comparten el sueño de llegar a ser algún día bailarinas. Sin embargo, su entorno familiar tiende a separarlas: el padre de Tracey está en prisión y su madre la colma de regalos y caprichos, mientras que en casa de la narradora se valoran el esfuerzo y la superación personales, urgida por una madre estricta y solícita. Así pues, a medida que las dos chicas emprenden sus propios caminos, las sutiles diferencias de clase y raza van minando todos los vínculos de confianza y lealtad forjados en la niñez.


Las reflexiones y disertaciones de Criska World sobre "Tiempos de Swing"

Un diario de letras y libros

Me gusta leer y tuve la suerte de convertir mi afición en una parte de mi vida: proclamo con orgullo que soy bibliotecaria, a jornada parcial, cierto, pero en el fondo mi corazoncito está hecho de papel y tinta.

Cuando me visto la piel de bibliotecaria y me muestro digna tras el mostrador, los usuarios a menudo me piden consejo literario. Tras la inevitable sonrisa - siempre me halaga que alguien me vea cara de poder sugerir una buena lectura-, llega el pánico: ¿pero que le recomiendo yo a este señor, señora, joven u/o habitante del mundo? Así es, a pesar de que hace poco me tomé la molestia de calcular que leo aproximadamente unos veinte libros al año, siempre que me piden una recomendación mi mente se bloquea y por algún  motivo que se escapa a mi entendimiento termino balbuceando un par de títulos que ni de lejos estarían en el top ten de mis favoritos de temporada. Consecuencia: siempre termino tirando de los mismos libros, best sellers en su mayoría (creo que le voy a empezar a cobrar a Camilla Lackberg un porcentaje por cada usuario que se ha asomado a sus novelas). Y no es que yo tenga nada en contra de los best sellers, Zeus mediante, cuantas tardes animosas nos ha regalado Ken Follet, es sólo que me da rabia no ser capaz de descubrirle a los usuarios nuevos y sorprendentes horizontes (o evitárselos).

Por este motivo he decidido crear un blog no profesional con opiniones y reflexiones totalmente personales y nada sesudas que sirvan de catalizador a mi pobre memoria y, de paso, como posible guía para futuros usuarios. No hay más pretensiones. Bueno... quizás solo una, lo confieso. Me gustaría jugar con la zona de confort literaria tanto de mis posibles y modestos seguidores (amigos y familiares, sobre todo) como con la mía propia. Prometo ser una lectora variada y atrevida, navegar tanto por los clásicos y las novedades bien acogidas por la crítica, como asomarme a géneros que considero que tradicionalmente se han mirado por encima del hombro y se merecen una oportunidad: la novela juvenil, el género fantástico, cómic... Porque cada libro está esperando su lector.