domingo, 10 de marzo de 2019

Las tres bodas de Manolita

Voy a empezar esta entrada confesándome. Si no fuera por mi amiga Nora seguiría diciendo que a mí, Almudena Grandes, ni fú ni fá, a pesar de ser una de las autoras más leídas de nuestro país. Por eso le dedico la entrada de este mes a ellas, a Nora y a Almudena, la primera por recordarme que todo el mundo merece una segunda oportunidad y la segunda por redimirse con méritos propios. 

Y sin más dilación, entro en faena con mis disertaciones: 

Autora: Almudena Grandes (1960 - )
Título: Las tres bodas de Manolita
Editorial: Tusquets, 2014
Páginas: 768

Resumen:

En los buenos tiempos, las chicas se casan por amor. En los malos, no siempre pueden elegir. En el Madrid recién salido de la guerra civil, sobrevivir es un duro oficio cotidiano. Especialmente para Manolita, una joven de dieciocho años que, con su padre y su madrastra encarcelados, y su hermano Antonio escondido en un tablao flamenco, tiene que hacerse cargo de su hermana Isabel y de otros tres más pequeños. A Antonio se le ocurrirá una manera desesperada de prolongar la resistencia en los años más terribles de la represión: utilizar unas multicopistas que nadie sabe poner en marcha para imprimir propaganda clandestina. Y querrá que sea su hermana Manolita, la señorita «Conmigo No Contéis», quien visite a un preso que puede darles la clave de su funcionamiento. Manolita no sabe que ese muchacho tímido y sin aparente atractivo va a ser en realidad un hombre determinante en su vida. Pero antes deberá descubrir quién es el delator que merodea por el barrio.

Reflexiones y disertaciones personales de Criska World sobre Las tres bodas de Manolita


Antes de meterme en harina me gustaría dejar una nota a los lectores. Estando como están las aguas en nuestro país, con las susceptibilidades a flor de piel y el espectáculo circense del fantasma de Franco paseándose del Valle de los Caídos a la Almudena, por no hablar de la panda de cachondos que tuvo la idea de recoger firmas para llevarlo a la Sagrada Familia de Barcelona, resulta complicado abordar el comentario de una novela sobre la guerra civil. Por eso quiero que no quede duda de que este es, ante todo y sobre todo, un blog de libros y yo una simple aficionada a la lectura. No es mi intención hacer verter ningún tipo de opinión política en este blog. 


¿Cómo puede no gustarte Almudena Grandes?, me interpeló con pasión mi amiga. Intenté justificarme explicando por qué me mostraba reticente en cuanto a su autora favorita. Le conté que uno de sus libros más conocidos "Malena no es un nombre de Tango", me pareció tan soporífero que no fuí capaz de terminarlo (y estoy hablando de una época en la que, con la pedante tenacidad de mi juventud, me obligaba a concluir todo libro que empezase, allá fuese la Crítica de la razón pura de Kant). ¿No te has leído El corazón helado?¿Y las edades de Lulú, su primera novela?, continuó incrédula. Me di cuenta de que había leído ambas; "Las edades de Lulú", en el instituto, a escondidas, como todas mis amigas de entonces (supongo que en aquellos años era el equivalente de las "50 sombras de Grey", pero sin ser basura). Mi primer jefe fue quien me prestó "El corazón helado", y a pesar de que han pasado muchos años, recuerdo cómo el libro no sólo me gustó, sino que disfruté leyéndolo. Sin embargo, no se me había ocurrido relacionar ambos títulos con la autora de Malena. A esas alturas de la conversación, Nora ya me había hecho pensar que, igual, la Grandes no era tan terrible. Pero para burra yo. Así que expuse el siguiente motivo de mi resistencia: la temática omnipresente en muchas de sus obras, la guerra civil española, no suele ser santo de mi devoción. Creo que la literatura y el cine español están saturados con el tema y por hastío, no suelo interesarme en novelas que lo traten.

Poco después de aquella conversación me sorprendí comprando "Los besos en el pan", y gracias a ello, no siendo su mejor obra, a mis ojos apareció otra Almudena Grandes. Así que continué con "Inés y la alegría" para asegurarme de que mi nueva percepción no era un espejismo, a pesar tener un argumento de los que no suelo elegir. Tuve que darle la razón a mi amiga. Me gustó. Mucho. Y, como Forrest Gump, ya no paré de correr hacia Almudena. Le siguieron "El lector de Julio Verne" y, como no hay dos sin tres, terminé sucumbiendo a las "Tres bodas de Manolita". Tenía que hacerlo porque, como otros miles de lectores, me he enganchado a su serie Episodios de una Guerra Interminable. Este ambicioso proyecto comenzó en el 2010 y pretende estar formado por seis novelas centradas en  la posguerra. El último título publicado de la serie, para los interesados, está en las librerías desde el año pasado y lleva por título "Los pacientes del Doctor García".

 "Las tres bodas de Manolita" es una historia coral sobre los años más duros de la inmediata posguerra. En un Madrid pobre y desolado, se despliega un tapiz de vidas y destinos que, de no ser por el conflicto, difícilmente habrían llegado a cruzarse. Algunas de estas vidas son reales, otras imaginarias, pues como en sus anteriores novelas Almudena Grandes juega con los hilos de la ficción y la realidad. Los hechos históricos en los que se apoya para desarrollar la trama, son el envío de dos multicopistas desde el partido comunista en la clandestinidad de Bilbao a sus compañeros madrileños. Así lo explica en el primer capítulo, que a modo de ensayo novelado, introduce al lector en el contexto histórico, informándole, de paso, de que algunos de sus protagonistas son absolutamente reales. Éste es el caso de Roberto Conesa Escudero, un oscuro personaje que forma parte de lo peor de nuestra historia reciente, perteneciente a la temida Brigada político-social de la era franquista y responsable de multitud de detenciones durante el régimen del dictador. Conesa murió en 1994, por lo que personalmente me parece muy valiente, y complicado, atreverse a poner pensamiento a un hombre que murió antes de ayer y cuyo legado sigue andando por la calle (literalmente, pues se dice de este señor que fue el mentor del tristemente célebre "Billy el Niño"). Igual es una cosa rara mía, pero yo siempre he necesitado más tiempo y perspectiva para abordar un personaje. No obstante, en lo que a la ficción de la novela se refiere, el malo cumple con creces su función. Es absolutamente abyecto.

En esta historia los héroes no son convencionales. Su marginalidad y sus distintas relaciones con Manolita les unen, a pesar de sus diferencias. Un homosexual cuyo amor no es correspondido, una bailarina indómita de flamenco convertida en miliciana y hasta un aristócrata anarquista que monta en su palacete una insólita comuna, son algunos de los muchos personajes que desfilan por la novela ante la mirada de su protagonista. Manolita a veces les cede espacio a sus compañeros de reparto, puesto que Almudena Grandes también dedica algunos capítulos a desentrañar sus historias personales y, de paso, deja respirar entre un capítulo y otro a la pobre muchacha, asediada por la fatalidad.

"Dios aprieta y además, ahoga". Es la frase que la vida le ha enseñado a Paco "La Palmera", y que define a la perfección la sucesión de desdichas a las que son sometidos los protagonistas, porque aquí sufre hasta el apuntador. En mi opinión, ésta es la parte más emocionante de la novela, no la del sufrimiento, sino la red de solidaridad que se teje entre completos desconocidos cuando se ven sometidos a una situación extrema. El hambre y la guerra sacan lo peor de las personas, pero también lo mejor, y el ser humano es capaz de encontrar amor y dignidad hasta entre los muros de una prisión, porque eso es lo que nos hace libres a pesar de las penurias. Especialmente conmovedora es la atención que la autora dedica a las mujeres que visitan a sus presos y establecen vínculos en la cola de la cárcel.

En cuanto al estilo de la Grandes no voy a decir nada que os sorprenda: se nota que es perra vieja y tiene muuuchas tablas. Su prosa está repleta de metáforas y relaciones imposibles de conceptos que en su pluma adquieren sentido pleno. Como en las canciones de Sabina. Y aunque la primera sea escritora y el segundo músico, emplean recursos similares a la hora de crear sus símbolos. Esa sucesión de imágenes se demora hasta lo imposible, con párrafos largos, sin puntos a la vista, pero que sin embargo, permiten al lector situarse en el centro del pensamiento de los personajes. Almudena Grandes escribe, y describe, sin seguir una línea recta, de modo que alguien con menos oficio conseguiría que el lector se perdiese entre el bosque de frases subordinadas insólitas.  

A pesar de haberme reconciliado con la autora, si tuviese que ponerle nota a su novela tendría serias dudas sobre si concederle un aprobado alto o un notable bajo, ya que me ha parecido la más floja de la serie. Cuesta un poco entrar en la historia, pero es cierto que, una vez que lo haces, las páginas vuelan solas.

La última de mis reflexiones puede ser extensiva a su serie Episodios de una guerra interminable, que ella misma clasifica dentro del género de novela histórica. Todo lo que narra, como ya se ha mencionado, está basado en la realidad; al final de cada libro explica cuál ha sido su bibliografía de referencia o incluso, a qué personas ha entrevistado. En “Las tres bodas de Manolita”, concretamente, el personaje de Isabel, hermana menor de Manolita, está basado en la vida de una mujer a quien la autora conoció en un acto de homenaje a la República. Porque sí, Almudena Grandes no esconde su tendencia política y proclama orgullosa que es republicana. Para escribir se apoya sus creencias y el corazón, algo que a priori no es malo, muy al contrario, el sentimiento subjetivo es uno de los principales instrumentos de la creación artística. Pero hablando de historia, las creencias, en mi humilde opinión, hacen que a veces simplifiquemos en exceso las cosas. Habiendo señalado el exceso de celo subjetivo de la autora, decir que probablemente contaría con la aquiescencia de uno de los grandes, don Miguel de Unamuno, quien al ser acusado de no ser objetivo en sus planteamientos, se defendió contestando que si era subjetivo se debía que él era un sujeto, siendo del todo imposible que fuera objetivo, no siendo ningún objeto.

¿Y a qué lectores les recomendaría yo este libro? A cualquiera que conozca y siga la trayectoria de Almudena Grandes, para no perderla de vista. A los aficionados a la novela histórica en general e incluso, a algunos aspirantes a escritores, para que tomen nota de los muchos y muy interesantes recursos literarios de su autora.







3 comentarios:

  1. Una de las mejores escritoras que conozco, y no sólo porqué políticamente pueda coincidir mucho con ella, sino por lo que comentas: una vez que entras en sus novelas, es cómo si estuvieses dentro y lo vivieses; y lo que es más importante, lo sintieses. Mi primera novela fue "Inés y la alegria", hace poco que la leo, pero ya está encumbrada para mí. Ahora a ver si acabo el de "American gods", para poder leer tu crítica!!! Un placer leerte, como siempre.

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    1. Muchas gracias por tu comentario! Cuando acabes American Gods, no dudes en compartir tus impresiones en el blog, estoy deseando que la gente se anime en ese sentido. Un abrazo!

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  2. Recomiendo a todos "Los aires difíciles". Bueno, y este blog que sigo porque es mi preferido y el de mi hijo...

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