Voy a empezar esta entrada confesándome. Si no fuera por mi amiga Nora seguiría diciendo que a mí, Almudena Grandes, ni fú ni fá, a pesar de ser una de las autoras más leídas de nuestro país. Por eso le dedico la entrada de este mes a ellas, a Nora y a Almudena, la primera por recordarme que todo el mundo merece una segunda oportunidad y la segunda por redimirse con méritos propios.
Y sin más dilación, entro en faena con mis disertaciones:
Autora: Almudena Grandes (1960 - )
Título: Las tres bodas de Manolita
Editorial: Tusquets, 2014
Páginas: 768
Resumen:
En los buenos tiempos, las chicas se casan por amor. En los malos, no siempre pueden elegir. En el Madrid recién salido de la guerra civil, sobrevivir es un duro oficio cotidiano. Especialmente para Manolita, una joven de dieciocho años que, con su padre y su madrastra encarcelados, y su hermano Antonio escondido en un tablao flamenco, tiene que hacerse cargo de su hermana Isabel y de otros tres más pequeños. A Antonio se le ocurrirá una manera desesperada de prolongar la resistencia en los años más terribles de la represión: utilizar unas multicopistas que nadie sabe poner en marcha para imprimir propaganda clandestina. Y querrá que sea su hermana Manolita, la señorita «Conmigo No Contéis», quien visite a un preso que puede darles la clave de su funcionamiento. Manolita no sabe que ese muchacho tímido y sin aparente atractivo va a ser en realidad un hombre determinante en su vida. Pero antes deberá descubrir quién es el delator que merodea por el barrio.
Reflexiones y disertaciones personales de Criska World sobre Las tres bodas de Manolita
Antes de meterme en harina me gustaría dejar una nota a los lectores. Estando como están las aguas en nuestro país, con las susceptibilidades a flor de piel y el espectáculo circense del fantasma de Franco paseándose del Valle de los Caídos a la Almudena, por no hablar de la panda de cachondos que tuvo la idea de recoger firmas para llevarlo a la Sagrada Familia de Barcelona, resulta complicado abordar el comentario de una novela sobre la guerra civil. Por eso quiero que no quede duda de que este es, ante todo y sobre todo, un blog de libros y yo una simple aficionada a la lectura. No es mi intención hacer verter ningún tipo de opinión política en este blog.
¿Cómo puede
no gustarte Almudena Grandes?, me interpeló con pasión mi amiga.
Intenté justificarme explicando por qué me mostraba reticente en cuanto a su
autora favorita. Le conté que uno de sus libros más conocidos "Malena no
es un nombre de Tango", me pareció tan soporífero que no fuí capaz de
terminarlo (y estoy hablando de una época en la que, con la pedante tenacidad de mi juventud, me obligaba a concluir todo libro que empezase, allá fuese la
Crítica de la razón pura de Kant). ¿No te has leído El corazón
helado?¿Y las edades de Lulú, su primera novela?, continuó incrédula.
Me di cuenta de que había leído ambas; "Las edades de Lulú", en el
instituto, a escondidas, como todas mis amigas de entonces (supongo que en
aquellos años era el equivalente de las "50 sombras de Grey", pero
sin ser basura). Mi primer jefe fue quien me prestó "El corazón
helado", y a pesar de que han pasado muchos años, recuerdo cómo el libro
no sólo me gustó, sino que disfruté leyéndolo. Sin embargo, no se me había
ocurrido relacionar ambos títulos con la autora de Malena. A esas alturas de la
conversación, Nora ya me había hecho pensar que, igual, la Grandes no era
tan terrible. Pero para burra yo. Así que expuse el siguiente motivo de mi
resistencia: la temática omnipresente en muchas de sus obras, la guerra civil
española, no suele ser santo de mi devoción. Creo que la literatura y el cine español
están saturados con el tema y por hastío, no suelo interesarme en novelas
que lo traten.
Poco después de
aquella conversación me sorprendí comprando "Los besos en el pan", y
gracias a ello, no siendo su mejor obra, a mis ojos apareció otra Almudena
Grandes. Así que continué con "Inés y la alegría" para asegurarme de
que mi nueva percepción no era un espejismo, a pesar tener un argumento de los
que no suelo elegir. Tuve que darle la razón a mi amiga. Me gustó. Mucho. Y, como
Forrest Gump, ya no paré de correr hacia Almudena. Le siguieron "El lector
de Julio Verne" y, como no hay dos sin tres, terminé sucumbiendo a las
"Tres bodas de Manolita". Tenía que hacerlo porque, como otros miles
de lectores, me he enganchado a su serie Episodios de una Guerra Interminable.
Este ambicioso proyecto comenzó en el 2010 y pretende estar formado por seis
novelas centradas en la posguerra. El último título
publicado de la serie, para los interesados, está en las librerías desde el año
pasado y lleva por título "Los pacientes del Doctor García".
En esta historia
los héroes no son convencionales. Su marginalidad y sus distintas relaciones
con Manolita les unen, a pesar de sus diferencias. Un homosexual cuyo amor no
es correspondido, una bailarina indómita de flamenco convertida en miliciana y
hasta un aristócrata anarquista que monta en su palacete una insólita comuna,
son algunos de los muchos personajes que desfilan por la novela ante la mirada
de su protagonista. Manolita a veces les cede espacio a sus compañeros de
reparto, puesto que Almudena Grandes también dedica algunos capítulos a
desentrañar sus historias personales y, de paso, deja respirar entre un capítulo
y otro a la pobre muchacha, asediada por la fatalidad.
"Dios
aprieta y además, ahoga". Es la frase que la vida le ha enseñado a Paco
"La Palmera", y que define a la perfección la sucesión de desdichas a
las que son sometidos los protagonistas, porque aquí sufre hasta el apuntador.
En mi opinión, ésta es la parte más emocionante de la novela, no la del
sufrimiento, sino la red de solidaridad que se teje entre completos
desconocidos cuando se ven sometidos a una situación extrema. El hambre y la
guerra sacan lo peor de las personas, pero también lo mejor, y el ser humano es
capaz de encontrar amor y dignidad hasta entre los muros de una prisión, porque
eso es lo que nos hace libres a pesar de las penurias. Especialmente
conmovedora es la atención que la autora dedica a las mujeres que visitan a sus
presos y establecen vínculos en la cola de la cárcel.
En cuanto al
estilo de la Grandes no voy a decir nada que os sorprenda: se nota que es perra
vieja y tiene muuuchas tablas. Su prosa está repleta de metáforas y relaciones
imposibles de conceptos que en su pluma adquieren sentido pleno. Como en las
canciones de Sabina. Y aunque la primera sea escritora y el segundo músico,
emplean recursos similares a la hora de crear sus símbolos. Esa sucesión de
imágenes se demora hasta lo imposible, con párrafos largos, sin puntos a la
vista, pero que sin embargo, permiten al lector situarse en el centro del
pensamiento de los personajes. Almudena Grandes escribe, y describe, sin seguir
una línea recta, de modo que alguien con menos oficio conseguiría que el
lector se perdiese entre el bosque de frases subordinadas insólitas.
A pesar de
haberme reconciliado con la autora, si tuviese que ponerle nota a su novela
tendría serias dudas sobre si concederle un aprobado alto o un notable bajo, ya
que me ha parecido la más floja de la serie. Cuesta un poco entrar en la
historia, pero es cierto que, una vez que lo haces, las páginas vuelan solas.
La última de mis
reflexiones puede ser extensiva a su serie Episodios de una guerra
interminable, que ella misma clasifica dentro del género de novela histórica.
Todo lo que narra, como ya se ha mencionado, está basado en la realidad; al
final de cada libro explica cuál ha sido su bibliografía de referencia o
incluso, a qué personas ha entrevistado. En “Las tres bodas de Manolita”,
concretamente, el personaje de Isabel, hermana menor de Manolita, está basado
en la vida de una mujer a quien la autora conoció en un acto de homenaje a la
República. Porque sí, Almudena Grandes no esconde su tendencia política y
proclama orgullosa que es republicana. Para escribir se apoya sus creencias y
el corazón, algo que a priori no es malo, muy al contrario, el sentimiento
subjetivo es uno de los principales instrumentos de la creación artística. Pero
hablando de historia, las creencias, en mi humilde opinión, hacen que a veces
simplifiquemos en exceso las cosas. Habiendo señalado el exceso de celo
subjetivo de la autora, decir que probablemente contaría con la aquiescencia de
uno de los grandes, don Miguel de Unamuno, quien al ser acusado de no ser
objetivo en sus planteamientos, se defendió contestando que si era subjetivo se
debía que él era un sujeto, siendo del todo imposible que fuera objetivo, no
siendo ningún objeto.
¿Y a qué
lectores les recomendaría yo este libro? A cualquiera que conozca y siga la
trayectoria de Almudena Grandes, para no perderla de vista. A los aficionados a
la novela histórica en general e incluso, a algunos aspirantes a escritores,
para que tomen nota de los muchos y muy interesantes recursos literarios de su autora.
Una de las mejores escritoras que conozco, y no sólo porqué políticamente pueda coincidir mucho con ella, sino por lo que comentas: una vez que entras en sus novelas, es cómo si estuvieses dentro y lo vivieses; y lo que es más importante, lo sintieses. Mi primera novela fue "Inés y la alegria", hace poco que la leo, pero ya está encumbrada para mí. Ahora a ver si acabo el de "American gods", para poder leer tu crítica!!! Un placer leerte, como siempre.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario! Cuando acabes American Gods, no dudes en compartir tus impresiones en el blog, estoy deseando que la gente se anime en ese sentido. Un abrazo!
EliminarRecomiendo a todos "Los aires difíciles". Bueno, y este blog que sigo porque es mi preferido y el de mi hijo...
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